Es bastante habitual encontrarse con parejas muy estables a lo largo de muchos años e incluso matrimonios que se oficializan después de décadas de relación consolidada y algunos hijos criados por el camino. Pero lo que no es tan habitual es encontrarse a una pareja que desde el inicio de los tiempos se hayan gustado, buscado, atraído e incluso reservado -como dice Marta- “para el final”.
La historia de Marta y Jorge es una historia sobre la atemporalidad del amor verdadero, sobre ese tipo de pactos entre almas que van más allá de circunstancias, momentos, parejas y situaciones porque son, simplemente, inevitables.
Gracias Marta y gracias Jorge no solo por creer en mí, sino por vuestra infinita paciencia y cariño durante la etapa más difícil de mi vida.
Disfrutad.