La primera lección: Nada es sin ser observado. Incluso la física cuántica ha entendido que por el mero acto de observar, la realidad es diferente. Creamos, literalmente, realidad.
La capacidad de observar lo que ocurre alrededor de uno mismo es la primera lección que todo guerrero debe aprender. Es un principio muy sencillo: si no miras el entorno que te rodea, es imposible saber de dónde parte uno. Es muy importante no precipitarse en el cometido de observar el entorno, porque la mayoría de la gente confunde la observación con el juicio, los cuales no solo son diferentes, sino que tal y como los emplea el mundo (occidental) actual, si ambos se mezclan antes de tiempo tienden a provocar una reacción potencialmente explosiva. En una mayoría de ocasiones, observamos “desde nuestro juicio”, es decir, desde lo que cada uno de nosotros pensamos que es “lo justo”. Y así es: TU juicio. El tuyo. No el mío. El tuyo. Si no distinguimos entre observación y juicio, nuestro ego arrojará nuestro juicio al contrincante con una contundencia y violencia proporcional a nuestro descoloque emocional interior. Creemos que nuestro juicio es la única verdad.
Así que eso nos deja con la obvia conclusión de que cada uno de nosotros tenemos un derecho inalienable de tener un juicio propio. Yo prefiero llamarlo Opinión, pero aún no hemos llegado a eso… dejémoslo en que cuando yo acepto tu derecho a tener juicios diferentes, necesito un lugar dentro de mí que me permita ver en qué se diferencian ambos juicios. Un lugar ajeno a mi propio juicio donde pueda reflexionar. Ese lugar, es neutro. No tiene juicio, precisamente, porque lo que tiene que saber hacer es comparar dos juicios diferentes: el tuyo y el mío. Y para resolver la ecuación, lo primero que hace ese lugar es -sencillamente- observar.
Uno observa desde el Silencio Interior. Eso no significa que no podamos expresarnos exteriormente al mismo tiempo. El matiz es importante: ese silencio interior es perfectamente compatible con la acción de expresarse verbalmente, y no digamos ya el expresarse físicamente (bailarines) o artísticamente (fotografía, pintura).
Pero no es necesario ponernos petulantes: basta con entender que cuando prestamos atención a nuestro instante actual, todo cambia. Simplemente eso: mira a tu alrededor. Sé consciente de todo lo que te rodea. Hacer ese acto de forma voluntaria y consciente implica un antes y un después en la forma en que vivimos la vida por una razón muy sencilla: entendemos la vital importancia de Escuchar. De ser receptivos. Es el primer paso antes de la Reflexión. Quizás sea el más sencillo, pequeño y liviano acto de todos, pero sin duda es el más importante, porque sin él, el resto de superpoderes que vamos a conquistar son, simplemente, inalcanzables.
Y para observar, uno necesita tener Presencia.